Sensores para ahorrar energía y avivar conciencias.
Tan «novedoso» como «sorprendente». Son algunas de las impresiones con las que se quedan los gijoneses y turistas que estos días disfrutan de las tardes por el Paseo de Begoña, tras conocer de primera mano y poner en práctica el sistema de alumbrado inteligente desarrollado por la iniciativa ‘Gijón-IN’. El sol se pone tras los edificios y las farolas se encienden, pero surgen las primeras preguntas que invitan a reflexionar: ¿Es necesaria la misma iluminación en todas las zonas por igual? ¿Cuánto gasto supone para la ciudad? ¿Es posible ahorrar? Las respuestas se encuentran en sus manos: se descubren con la aplicación ‘Conecta Gijón’, que los usuarios pueden descargar en sus móviles y tabletas para interactuar en seis puntos repartidos entre el propio paseo y la plaza de Los Campinos.
Este espacio interactivo, conectado a internet, es «un buen punto de partida» para lograr que Gijón avance hacia un modelo de ‘ciudad inteligente’. El primer paso, según comenta Andrea Uría tras probar la aplicación, consiste en «concienciar a la gente del uso que se le da a esta energía y del dinero» que se puede ahorrar.
- Ahorro de energía. Permite interactuar con el alumbrado público para comprobar las capacidades de control y su regulación.
- Seguridad vial. Un sensor de presencia permite iluminar mejor el paso de peatones que cruza la calle San Bernardo.
- Ahorro de agua de riego. Regula y reduce su uso en la fuente de Los Campinos.
- Aprovechamiento de la luz natural. Cuatro farolas se regulan en función de la luz solar.
- Control de estacionamiento. Hay dos plazas con sensor, una de recarga de vehículos eléctricos en San Miguel y una de accesibilidad en la calle Cura Sama.
- Sensores de ruido. Dos sensores reflejan los niveles obtenidos a causa del tráfico.
Por el momento, Gijón dispone de 1.250 puntos de luz inteligente, mientras el total del alumbrado es de 43.000. El proyecto futuro pasa por cambiar estas luminarias -supeditado al Fondo Europeo de Eficiencia Energética- para lograr un considerable ahorro.
Esta eficiencia energética «está a la orden del día», afirman Antonio y Alba tras seguir las indicaciones de uno de los monitores que se encuentra en Begoña y que explica el funcionamiento de estas tecnologías. Ambos estiman que «quizás se tiende a gastar más luz y agua de lo que necesitamos» y que «con un poco menos de gasto se podría ahorrar para otros servicios».
Por su parte, Pilar Rodríguez asegura que ya conocía este tipo de aplicaciones con sensores de luz y añade que lo que le sorprende «es que no se haya comenzado a utilizar antes». Un punto importante, explica, pasará por «concienciar a las nuevas generaciones». Con ese propósito, considera que este tipo de ejemplos prácticos, como el puesto en marcha en el Paseo de Begoña, son «una buena manera de que los niños aprendan cómo se puede usar la tecnología para ahorrar más».
Los seis puntos interactivos del proyecto versan también sobre seguridad vial en pasos de peatones, ahorro de agua en riego, aprovechamiento de la luz natural en las farolas, control de estacionamiento y sensores de ruido. El servicio de atención a los usuarios para explicarlos estará disponible, de 18 a 21 horas, hasta el 5 de enero.